El oído nos dota de equilibrio y nos permite escuchar todo a nuestro alrededor; si no escuchamos correctamente, es porque algo no va bien en nuestra salud auditiva.
Aunque conocemos muchas enfermedades que afectan a los oídos, existen otras que también los dañan y que, probablemente, no te suenen demasiado. La gravedad de estas enfermedades va desde las más leves hasta otras que pueden ser catalogadas como raras (con una prevalencia inferior a cinco por cada mil habitantes); algunas, incluso, pueden limitar la adquisición y desarrollo del lenguaje, de la comunicación y de la integración en la sociedad.
¿Quieres saber cuáles son estas enfermedades? ¡Empezamos!
Hipoacusia súbita idiopática
También denominada sordera súbita, es la pérdida auditiva neurosensorial de más de 30dB en tres o más frecuencias consecutivas. Se inicia en menos de 72 horas y sin la existencia de antecedentes. Afecta de 1/5.000 a 1/10.000 personas al año, puede empezar siendo unilateral (en un oído) y variar en cuanto a intensidad.
Asociado a la pérdida de audición, los pacientes pueden presentar acúfenos (ruidos en el oído) y mareos/vértigos. No tiene una causa conocida (aunque se barajan diversas teorías) y es importante recurrir a un médico con urgencia, manteniendo revisiones.
Vértigo postural paroxístico
Al cambiar de determinadas formas la posición de la cabeza, pueden desencadenarse sensaciones repentinas de que todo da vueltas. Estos síntomas pueden ir de leves a intensos, pero en raras ocasiones es grave, excepto por el riesgo de caídas.
Es causado por un problema en el oído interno, al desprenderse pequeños trozos de calcio similares al hueso (canalículos) y flotar en el líquido de los canales semicirculares. Este movimiento es lo que causa el vértigo.
Otosclerosis
Esta patología se produce por el crecimiento anormal del hueso esponjoso que se desarrolla en la cavidad del oído medio, impidiendo que los huesos vibren en respuesta a las ondas sonaras para poder oír.
Es de tipo genética, afecta al 1% de la población (sobre todo mujeres) y es la causa más frecuente de la pérdida de audición en adultos jóvenes.
Cofosis
Esta discapacidad auditiva, también denominada anacusia, causa que una persona no perciba ningún sonido. A diferencia de la sordera profunda, ni siquiera se perciben restos auditivos. Puede afectar solo a un oído (unilateral) o a ambos (bilateral).
Esta condición puede deberse a causas genéticas, enfermedad, traumatismos o exposición al ruido durante largos periodo de tiempo.
Como dato curioso, entre todas las personas sordas, el porcentaje con cofosis es muy reducido.
Osteoma
Este es un tumor benigno que aparece en el hueso del tímpano, generalmente por una exposición continua al agua fría, y que puede provocar sordera. Son lesiones poco habituales en el conducto auditivo externo.
Algunas de sus consecuencias son hipoacusia gradual, infecciones en el oído externo o pequeñas molestias que, en casos muy graves, pueden requerir intervención quirúrgica.
Pericondritis
Es una infección que afecta al tejido que rodea al cartílago de la parte externa del oído (pabellón auricular). Se produce porque el cartílago acumula pus en el interior, pudiendo llegar a ser destructiva y recurrente y durando un largo período de tiempo.
Como puedes ver, estas afecciones no son las más comunes, pero es importante llevar un control en nuestros oídos y acudir inmediatamente a un audiologo/a cuando sentimos que algo no marcha bien.
En nuestro centro auditivo contamos con la más avanzada tecnología en pruebas diagnósticas, ponte en contacto con nosotros si manifiestas algún síntoma y te cuidaremos.